lunes, 7 de julio de 2014

Principito debe morir, de Carmen Moreno

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando You're A Child de la banda sonora original de la película The Little Prince (Spotify, Youtube).

De la lectura de Principio debe morir, de Carmen Moreno, he sacado tres cosas: dos impresiones y una moraleja (no es mala renta). Las impresiones son, la primera, que nos encontramos ante un libro (o una novela corta, más bien) que abraza entusiastamente el surrealismo y, la segunda, que a Carmen Moreno le pirra lo de introducir guiños y homenajes. La moraleja es que no se debe leer un libro como este cuando uno tiene gripe. Enseguida explicaré a qué me refiero, pero es mejor ir por partes.

Principito debe morir es un libro de difícil clasificación. Parte fábula, parte ciencia ficción (o, más bien, fanta-ciencia), parte pastiche, parte novela de aventuras. Pero, como decía antes, sobre todo es una obra muy surrealista. Personajes que pueden viajar (más o menos) en el tiempo y el espacio con sólo desearlo; razas que respiran mercurio (!?) y para los que el oxígeno es tóxico; primates genéticamente modificados y con muy mala leche... Multitud de elementos que (casi) nunca se explican explícitamente (Carmen Moreno prefiere solamente sugerir) y que, sobre todo al principio y hasta que las piezas comienzan a encajar un poco, pueden llegar a abrumar y a descolocar al lector desprevenido (como servidor). 

A ello hay que unirle otra de las principales características de Principito debe morir, que son las continuas referencias (unas más claras que otras) al mundo de la literatura y del cine. Obviamente, la principal de todas ellas es la obra de Saint-Exupéry (autor que además da nombre, o casi, a uno de los personajes), pero no es ni mucho menos la única. Terminator, 1984, El mago de Oz... No soy especialmente bueno para detectar esos guiños y homenajes, así que supongo que un lector más atento podrá aumentar considerablemente esa lista. Claramente, es parte del juego que propone Carmen Moreno

Y con ello llegamos a la moraleja. Leí esta novela en uno de los peores días de una molesta gripe primaveral, lo que sin duda aquejó dos de mis sufrimientos crónicos: mi notable incapacidad de captar las metáforas a poco sutiles que se vuelvan, por un lado, y mi cerrilismo hard que hace que cualquier traje que se aleje infinitesimalmente de la más estricta coherencia lógica me resulte tan difícil de entender como de apreciar. 

La combinación, pues, de surrealismo, referencias no captadas y actividad cerebral reducida (aún más) por la acción de los virus, ha resultado mortífera y me ha impedido disfrutar en su justa medida de Principito debe morir. Mi lectura ha sido, me temo, extremadamente superficial y para mí el libro se ha quedado en una serie de aventuras alocadas y huidas hacia adelante sin demasiada coherencia, salpicadas por algunas referencias resultonas. Pero estoy seguro de que me he perdido el mensaje más profundo que Carmen Moreno quería transmitirnos. En cierto sentido me he sentido como el topólogo que es incapaz de distinguir una taza de café de una rosquilla; o como el adulto que confunde a una boa haciendo la digestión con un sombrero. 

No quiero terminar esta reseña sin dar un aviso a navegantes sobre la edición que de Principito debe morir que he tenido la oportunidad de leer y que no es otra que la que muy recientemente ha realizado Lapsus Calami. Sería muy fácil hacer un juego de palabras con el "Lapsus" del nombre de la editorial y la multitud de errores de maquetación y de tipografía que contiene el libro, pero evitaré caer en ello. Simplemente diré que el proceso de revisión y corrección ha sido claramente insuficiente y que espero que para un futura edición se cuide (mucho) más este aspecto.

En resumen, Principito debe morir es una novela de lectura ágil (la terminé en poco más de una tarde), con multitud de referencias que resultarán reconocibles para la mayor parte de los lectores y una serie de factores, algunos intrínsecos y otros propios de la idiosincrasia de este particular blogger, que han hecho que mi experiencia no haya resultado todo lo satisfactoria que hubiera deseado. Echando mano de un par de lugares comunes, podría decir simplemente que este libro is not my cup of tea pero que, por supuesto, your mileage may vary

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